DE GALLINAS FELICES Y HUEVOS BARATOS
La producción de huevos
está tan automatizada que el consumidor es
la primera persona que toca el huevo tras salir del cuerpo de la gallina. |
Nos va a caer una multa desde
Europa por no tener las jaulas de las gallinas adecuadas a los nuevos tiempos.
Quizás has oído eso de que cada gallina se tiene que conformar con un espacio
vital de 550 cm2, bastante menos de un folio DIN
A4 (29,7 x 21 cm), pero ¿qué mas sabemos de la vida de las gallinas
ponedoras?.
La gran mayoría de las gallinas
viven en granjas especializadas. Estas granjas tienen varias naves de puesta,
donde se alojan hasta 100.000 gallinas en cada una. Dentro de estas naves las
gallinas viven en jaulas, colocadas en varios pisos y en las que caben de cuatro
a seis animales.
Las gallinas viven en jaulas desde
que se inició la producción industrial de huevos, allá por los años 50 del
pasado siglo. Por aquel entonces se diseñaron las jaulas para evitar el contacto
de las aves con sus excrementos, aspecto imprescindible para garantizar su salud
y la limpieza de los huevos. Desde entonces se ha ido aumentando el número de
animales por nave y automatizando las labores de alimentación, recogida de
huevos y limpieza de excrementos. Todas estas mejoras han permitido aumentar la
productividad de las granjas, factor clave para sobrevivir en un mercado muy
competitivo.
Una vez
asegurado el abastecimiento diario de huevos, la sociedad comienza a preocuparse
por el bienestar de las gallinas. La Unión Europea, consciente de ello, ha
legislado para mejorar su calidad de vida. Así, a partir de enero de este año
tenían que estar instaladas “jaulas enriquecidas” en todas las granjas de
avicultura de puesta. Estas jaulas son más grandes y permiten a las gallinas
llevar a cabo comportamientos innatos (anidar, dormir en perchas, escarbar…).
Insisto mucho en que si
los animales no están razonablemente sanos y a gusto, no pueden dar lo mejor de
si mismos. Tampoco es ninguna novedad que los seres vivos tendemos a
reproducirnos cuando nos sobra energía para ello. Las pobres gallinas, que ponen
un huevo al día en un vano intento de reproducirse (doble frustración, porque ni
están fecundados ni van a durar mucho tiempo enteros), no deben de pasarlo muy
mal si son capaces de producir al año de diez a doce veces su peso en huevos.
Otra cosa es la apreciación humana de si realmente es vida lo que llevan en sus
jaulas, enriquecidas o no.
Y aquí es
donde entra el consumidor, acostumbrado desde hace tiempo a ver un código
impreso en la cáscara. Por norma, en el envase se tiene que indicar a qué
corresponden todos esos números, y por si no lo viéramos ya hay hasta cartelones
en el super. Pero, realmente, ¿les hacemos algún caso? ¿sirven para algo?.
El código es importante porque garantiza la “trazabilidad” del
huevo; si hay problemas sanitarios podremos saber enseguida, de qué granja
procede e incluso de la nave de puesta (en el caso de grandes granjas
industriales). Sin embargo, a la hora de comprar nos fijaremos en el primer
digito, que nos indica la forma de cría de las gallinas.
El número 3 es para la producción en jaulas, en teoría de las enriquecidas. Digo en teoría porque no todas las granjas las han instalado todavía (se trata de una inversión muy fuerte que posiblemente encarezca el precio del huevo), y por eso nos multan. Cada gallina dispone de un espacio útil de 600 cm2 (ya se acerca mas al folio) y vive en naves completamente cerradas.
El numero 2
es para la producción en suelo. Las gallinas no están enjauladas y tocan a unos
1100 cm2 por animal. También viven en
naves aisladas del exterior.
El número 1 es para las gallinas “camperas”.
Estas sí pueden salir a un parque y cada una toca a 4 metros
cuadrados.
Por ultimo el 0 es para las gallinas de producción ecológica. Este tipo de producción se rige por unas normas bastante más estrictas respecto a las condiciones de vida y tocan a 1666 cm2 en el gallinero y 4 m2 en el parque por cabeza.
Por ultimo el 0 es para las gallinas de producción ecológica. Este tipo de producción se rige por unas normas bastante más estrictas respecto a las condiciones de vida y tocan a 1666 cm2 en el gallinero y 4 m2 en el parque por cabeza.
Es fácil deducir que la forma de cría ha de tener, al menos, relación directa con el precio del huevo, a más gallinas en menos espacio, huevos más baratos. Respecto a su calidad global– tanto higiénica, nutricional y organoléptica - hay estudios que dicen que la calidad el huevo es igual o mayor en las granjas criadas en jaula, pero también hay gente convencida que un animal “feliz” dará mejores huevos. Yo ahí no entro, que cada cual decida según su criterio…o deje decidir a su bolsillo.
Un gallinero tradicional. |